¿Cuál es el propósito de la educación? ¿Preparar a los estudiantes para realizar de la manera más exacta posible tests estandarizados? o ¿Prepararlos para tener herramientas que les permitan vivir una vida plena?
Aunque estoy seguro de que muchos nos gustaría responder la segunda, en la actualidad, mayormente la respuesta es la primera.
Las escuelas hoy en día, en su mayoría continúan siendo meros transmisores de conocimientos. Posiblemente a la pregunta de si se podría introducir la Felicidad en el currículum, en muchos casos recibiríamos la respuesta de que no hay tiempo.
¿Realmente no hay tiempo? O ¿culturalmente tenemos metido muy adentro que eso de la Felicidad… está bien pero no es prioritario? Es más… ¿En la escuela a nivel de organización, vivimos cuidando de aquello que nos hace felices?
De hecho si hurgamos un poco, la Felicidad tiene mucho sentido, tiene sentido humano y tiene sentido científico. Estudios en todo el mundo nos muestran que, cuidar aquellos ingredientes que afectan a la Felicidad de las personas en la escuela tiene efectos muy positivos, entre otros:
- Reduce el abandono escolar
- Aumenta la cooperación el compromiso y la creatividad
- Mejora la calidad de las relaciones humanas y reduce los comportamientos abusivos
- Mejor la gestión emocional
- Y mejora los resultados académicos!
Pero aún así… no hay tiempo…
A aquellos que creemos y luchamos por la segunda respuesta, siempre nos queda la esperanza de pensar que los avances en neuro-didáctica están permitiendo desarrollar procesos de aprendizaje, cada vez más significativos y eficientes. A lo mejor así, empezará a quedar un hueco para a cuidar de la Felicidad ;)